El congreso de literatura, de César Aira
- Maite Lecue Santovenia
- 21 jul 2022
- 3 Min. de lectura

Afrontar una reseña sobre esta novela es algo que puede parecer complicado en un primer momento porque es la antítesis de lo que nosotros solemos entender como novela. Es difícil, pero no imposible. Lo primero que debemos tener en cuenta es que hay que afrontar esta novela desde una perspectiva distinta, dejando de lado los enfoques normativos que le daríamos a cualquier novela, tanto hispanoamericana como de cualquier lugar.
En El congreso de literatura podemos ver cómo César Aira escribe de forma casi automática lo que provoca que no cierre del todo las historias que comienza. Por ejemplo, en las primeras páginas nos cuenta la historia de cómo resolvió el enigma del Hilo de Macuto y lo que hace es detenerse mucho tiempo en por qué el hecho de que él estuviera ahí era algo premeditado por el “destino”, no era casualidad, ninguna otra persona podría haberlo resuelto, pero luego, a la hora de terminar la historia, de explicarnos cómo consiguió resolverlo nos dice lo siguiente:
“No haré aquí el desarrollo de toda la explicación, porque me llevaría muchísimas páginas, y me he impuesto una extensión fija para todo el texto (del cual esto es apenas el prólogo) por respeto al tiempo del lector”.
No cierra el final, o más bien, lo cierra, pero rápido. Tiene prisa. Da la sensación de que se aburre de contar historias, es como si estuvieras sentada con él tomándote una cerveza y llevara tanto rato centrándose en detalles estúpidos de la anécdota que al final, al ver tu cara de aburrimiento, prefiriese terminar rápido y pasar a otra cosa, con la gran diferencia de que mientras tú, lectora, lees las digresiones de Aira no vas a poner esa cara de aburrimiento en ningún momento. Esto no solo lo vemos con este ejemplo, sino que a lo largo de la novela sigue haciendo hincapié en que se ha impuesto una extensión fija, pero sigue centrándose en detalles que no son realmente necesarios para la historia, pero que son con los que consigue atraerte hacia ese mundo de locuras que te está contando, del cual no vas a querer salir.
¿Por qué César Aira hace estas cosas? ¿Cuál es la razón para descolocar un relato hasta los niveles que él lo hace? La respuesta es que no hay una sola razón, sino que hay muchas relacionadas con su personalidad y su contexto, así que lo mejor será hace un pequeño resumen sobre este gran autor.

César Aira es un escritor argentino al que le precedía el boom latinoamericano, por lo que entraba directamente dentro de ese grupo de nuevos escritores de los que se pretendía que siguiese a pies juntillas la estela del boom, pero Aira no lo hizo. El autor tomó la decisión, no solo de criticar el boom, que también, sino de que su proyecto artístico fuese todo lo contrario a este, y no lo hizo únicamente porque le desagrada el boom y sus técnicas literarias, sino también porque creía firmemente que lo más importante de los artistas del siglo XX no era su talento, sino su procedimiento:
“Preferiría que vieran en mí un procedimiento […]. El procedimiento definitivo sería el que permitiera hacer arte automáticamente, dándole la espalda al talento, la inspiración, las intenciones, los recuerdos; en una palabra, a todo el siniestro bazar psicológico burgués. Es la salida al fin de la individualidad. Lo que hace posible que el arte sea hecho por todos y no por uno”.
Esto nos viene muy bien también para entender la forma que tiene Aira de escribir que él mismo ha descrito en múltiples ocasiones y que es la huida hacia adelante. Escribir, escribir y seguir escribiendo, olvidarse de corregir, de releer, no, solo producir y producir, esto explica por qué en El congreso de literatura no cierra las historias, si no vuelves atrás, no recapacitas sobre lo que has hecho y lo que no. Además, esto nos muestra también por qué Aira es capaz de sacar hasta tres o cuatro novelas al año, y es que no deberíamos pensar que sus obras son novelas propiamente dichas, sino que, según el propio Aira, no son fascículos de un único proyecto literario en los que se ha visto obligado a hacer cortes para ofrecérselos al público.
En definitiva, y por dejar la clase de literatura, os invito profundamente a leer tanto este como cualquier otro de los fascículos de César Aira porque os vais a encontrar con uno de los mejores escritores del os últimos años.
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